TRUBUTO A LA MIGRACIÓN
"somos de donde nos sentimos, de donde nos establecemos, del lugar que nos inspira, y nos motiva a querer luchar".
Artículo escrito por: Analorena Cifuentes y Estefanía Villa.
Eubucco bourcierii -Hembra
Foto: Daniel Rendón.
Año tras año, miles de aves se preparan para viajar en busca de alimento y refugio. Este fenómeno se conoce como migración y es considerado muy importante para el ciclo de vida de las aves y a su vez un prodigio de la Naturaleza.
Últimamente, se han reportado casos que indican que es difícil conceptuar si algunas aves siguen siendo migratorias o se volvieron residentes. Esto, por cuanto se cree que encuentran un lugar con mejores condiciones de vida y se quedan allí.
Así pues, creo que pasa lo mismo con las poblaciones humanas; somos de donde nos sentimos, de donde nos establecemos, del lugar que nos inspira, y nos motiva a querer luchar. Las personas, al igual que las aves que migran, no pueden ser vistas como simples visitantes ni individuos de paso, pues cumplen funciones muy importantes y su presencia es un indicativo de la buena salud de un lugar.
El flujo de individuos en los procesos de migración, genera un intercambio que, en sincronía con el lugar al que llegan, proporciona beneficios de alto impacto para el ecosistema y la sociedad.
Uno de los efectos sociales más importantes en la actualidad, es el sentido de pertenencia, lo cual se concibe como la satisfacción de una persona al sentirse parte de un grupo.
Se identifica con el resto de sus integrantes en sus valores y costumbres, siendo allí donde se siente dispuesto a defender a su grupo incluyéndose públicamente al mismo.
Mucho se ha discutido si el sentido de pertenencia se origina en el lugar donde nacimos o no; se estima que nuestro lugar natal, aunque ejerce un arraigo, este puede desaparecer o simplemente ser reemplazado por un vínculo más fuerte.
Cuando las personas se ven sumergidas en diferentes grupos sociales, el sentido de pertenencia se ve impedido debido a que las diversas interrelaciones van haciendo que las personas seleccionen la cultura que más se afine a sus intereses personales.
Entonces, todos los seres somos del territorio que ocupamos, del lugar que defendemos. En la actualidad debemos renombrar la territorialidad, que no es más que apropiarse de un lugar.
Pertenecer va más allá de administrar un sector geográfico. Como ciudadanos del mundo debemos construir identidad entre todos y establecer una nueva lucha, no la lucha entre nosotros sino la pugna por salvarnos como sociedad.
Así entonces, podemos enfrascarnos en una discusión absurda sobre si pertenecemos o no a un lugar o, podemos perseverar para reconciliarnos y para reivindicar nuestros derechos como sociedad.
Valoro mucho el idealismo de no pertenecer a un territorio delimitado por fronteras, sino al territorio en sí, el planeta Tierra, donde todos los seres vivos compartimos este espacio, el agua, el aire, el suelo, el sol y, de esta manera, podemos contribuir en comunidad a través del conocimiento y el respeto, para así renunciar a la idolatría que nos hace sentirnos dueños de un espacio, lo cual sólo ha generado violencia, guerras y muertes.


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